Y los dos venerables varones, acaso
porque precisaran recuperarse tras las incontables jornadas de fatigosa
marcha, o porque vieran allí mismo posibilidades en su labor misioneras - en
el Teruel de entonces junto con la población cristiana vivían moros y
judíos, los primeros en el barrio del arrabal o morería y los segundos
dentro del mismo casco de la villa - aceptaron la proposición.
Las gentes de Teruel oyeron por primera vez hablar de Francisco, el
Pobrecito de Asís, el que dio sus bienes a los pobres, cuya paciencia y
humildad, cuya bondad y mansedumbre ensalzaban los dos recién llegado – Juan
de Perusa y Pedro de Saxoferrato – discípulos y compañeros del seráfico
Maestro, que habían venido desde las lejanas tierras de Italis para predicar
y convertir infieles.
Los turolenses, admirados por una doctrina
tan cristiana, llevada además a la práctica con tan hondo y arraigado
fervor, cedieron a Juan y a Pedro un terreno en las márgenes del río Turia
con propósito de conservarlos en Teruel.
Ellos fundaron en aquel lugar un Santa
casa con las reglas de la Orden Seráfica y ganaron prosélitos que,
abandonado el mundo y sus placeres, gozaban en su humilde pobreza y
predicaban ganando almas.
En aquel año de 1217 se fundaron en Teruel
las raíces y cimientos del Convento de San Francisco que aún perdura.
Varios años
estuvieron Juan de Perusa y Pedro de Saxoferrato en Teruel, y considerando
al fin que su misión entre los turolenses estaba ya cumplida tras haber
implantado firmemente la Casa de la Orden de San Francisco en nuestra villa,
volvieron a intentar el primitivo propósito que aquí les trajera y que nunca
habían olvidado.
Y un buen día partieron de Teruel dirección
hacia Valencia.
Allí, tras haber convertido muchos
musulmanes a la Fe de Cristo, fueron apresados por orden del rey moro Ceit
Abu Ceit, sufriendo ambos Santos el martirio en el año 1229.
Pero el rey moro, años después, se
convirtió al cristianismo, tal como los Santos Mártires le habían
vaticinado.
La ciudad de Teruel venera la memoria de
los dos Santos Mártires San Juan de Perusa y San Pedro de Saxoferraro,
fundadores del Convento de San Francisco y les tiene por Patronos de la
ciudad.
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