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El grupo
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Para no morir de hambre, los pastores se re�nen en bandas que se dedicaban a hacer incursiones por tierras moras. Con el paso del tiempo se profesionalizan y olvidan su pasado ganadero. Con el avance de los cristianos hacia el sur, los primeros almog�vares acompa�an a los ej�rcitos y act�an a veces con ellos en busca de bot�n. Participaron en las conquistas de Valencia y Mallorca, bajo el mandato de Jaime I. Pedro el Grande llam� tambi�n a los almog�vares para la conquista de Sicilia, tras la que los almog�vares pasan a servir de forma permanente a los monarcas aragoneses. Son los �rabes los que les llaman Al-mugavar, que significa 'los que hacen algaradas'. |
Los Almog�vares en el momento hist�rico de Isabel y DiegoEn esta �poca, los almog�vares no eran conocidos como cuerpo del ej�rcito regular o como mercenarios, actuaban en bandas mas o menos numerosas e independientes unas de otras y de cualquier otra forma de gobierno. Lo hac�an intern�ndose por tierras de moros desde las Sierras turolenses. Es una vida dur�sima que va forjando a estos fenomenales guerreros, que se van haciendo virtuosos en el manejo de sus armas. No es descabellado que alguna de estas bandas actuara junto a los caballeros de Diego de Marcilla en busca de bot�n de guerra |
Vestimenta y armasBien constituidos, �giles y musculosos, pero con hirsutas y revueltas cabelleras y rostros curtidos y renegridos por el aire, el sol y la intemperie. Su atuendo militar no pod�a ser mas estrafalario y se limitaba a una camisa y una gonella o t�nica corta, unas calzas de cuero, unas antiparas (polainas de cuero que cubr�an solamente la parte delantera de la pierna) y unas abarcas. Es la cabeza, en vez de yelmo o capacete, usaban una redecilla de hierro o de cuero. Prefer�an la lucha a pie, no llevaban armas defensivas; ni corazas ni lorigas ni escudos. |
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Tampoco
usaban picas ni grandes espadas y tan solo llevaban una azcona (venablo o
lanza corta arrojadiza), cuatro o cinco dardos y un colltell, especie de cuchillo largo y fuerte, muy afilado.
A la espada o al costado les colgaba un zurr�n para las provisiones y
sujetaban la cintura con una correa, de la que pend�a una bolsa o yesquero
para encender fuego y, junto a ella, la vaina del colltell. |
Web oficial de la Fundaci�n 'Bodas de Isabel de Segura'. Idea y direcci�n Raquel Esteban - Teruel Prohibida la reproducci�n total o parcial sin autorizaci�n expresa. |
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